lunes, 10 de agosto de 2020

SAN LORENZO DIÁCONO Y MÁRTIR

Verdaderamente Lorenzo, igual que Esteban, pasó “por la gran tribulación” y lavó sus vestidos volviéndolos blancos “en la sangre del Cordero”. La historia nos confirma lo glorioso que es el nombre de Lorenzo, como es glorioso su sepulcro. Su solicitud por los pobres, su generoso servicio a la Iglesia de Roma en el importante sector de la asistencia y de la caridad, la fidelidad al Papa Sixto II, fidelidad que le impulsaba hasta quererlo seguir en la prueba suprema del martirio y el heroico testimonio de su sangre, entregada a Cristo unos días después, son cosas universalmente conocidas, muy por encima de los detalles de la más conocida tradición iconográfica. Realmente Lorenzo pasó por la “gran tribulación” y salió victorioso de ella, de manera que su memoria es bendita por los siglos

San Juan Pablo II, sobre San Lorenzo diácono y mártir.


Cuando en 257 Sixto fue nombrado papa, Lorenzo fue ordenado diácono, razón por la cual oficialmente es el santo patrono de los Diáconos, y fue encargado de administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres. Se dice que cuando le preguntaron por los bienes de la Iglesia, creyendo que le sacarían dinero, el Santo les mostró a sus captores el pueblo pobre, diciéndoles:
 "Aquí están. los preciados bienes de la iglesia". Esto los enfureció y Lorenzo fue quemado vivo en una hoguera, concretamente en una parrilla, cerca del Campo de Verano, en Roma. Su santo se celebra el 10 de agosto, día en el que recibió el martirio. Fue enterrado en la Via Tiburtina, en las catacumbas de Ciriaca, por Hipólito de Roma y el presbítero Justino. Se dice que Constantino I el Grande mandó construir un pequeño oratorio en honor del mártir, que se convirtió en punto de parada en los itinerarios de peregrinación a las tumbas de los mártires romanos en el siglo VII.

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